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domingo, 12 de junio de 2016

Mitología y Religión

Dioses principales

Si bien existían dos mitos del origen cañari, lo cierto es que los Cañaris reconocían a ambos como reales, por tanto adoraban a la Guacamaya y a la Serpiente como sus dioses principales ya que eran sus progenitores.
Ellos representaron a sus dos divinidades en un sinnúmero de objetos, lugares e ídolos. En una tumba cañari localizada en la población de Huapán (Provincia del Cañar) se encontraron una gran cantidad de hachas de cobre, la mayoría de estas tenía representada la guacamaya. En las ruinas de Chobshi (Sigsig, Provincia del Azuay) existía una serpiente de piedra de 30m de largo que había sido tallada por los Cañaris, de esta serpiente existen pocos vestigios ya que fue utilizada como cantera por los pobladores. En esta mismas ruinas en la tumba de un cacique cañari se descubrieron distintos adornos de oro. Entre esos estaban orejeras y una pechera en los cuales estaban talladas ambas divinidades (Guacamaya y la Serpiente).
Otro símbolo de adoración a estos dos animales los encontramos en los ríos Culebrillas y Tarqui, en estos los Cañaris desviaron los causes para darles formas de serpiente y de guacamayas (sólo la cabeza). Las guacamayas o papagayos de que se habla aquí son las aves conocidas con los nombres de Aras o Macrocércidos en las clasificaciones zoológicas.
Aparte de estas dos divinidades esta cultura tenía un culto especial a la Luna, así pues por ejemplo la laguna de Dumapara tiene la forma de una media luna, además se cree que en base a la observación lunar hicieron una especie de calendario agrícola. Y si bien los Cañaris no tenían un culto por el Sol (antes de los Incas) ellos sí lo tenían presente dentro de su cosmología.

Lugares sagrados

Aparte de sus dioses los Cañaris tenían algunos cerros y lagunas que consideraban sagrados. Dentro de los cerros de importante adoración estaban el Huacayñán, el Fasayñán y el Tablón; dentro de las principales lagunas de adoración están las de Shabalula, Culebrillas y Dumapara.
También los Cañaris creían que antes de ellos existió una raza de gigantes que fueron transformados en piedra, por ello cuando encontraban una formación natural que se asemejaba a una cara humana la esculpían, hacían esto para ganar favor mágico por parte de ese ser, así pues encontramos caras talladas en Ingapirca, Yungüilla y Milchichig entre otros. De esta cultura se sabe que eran bastante supersticiosos y creían en la magia

Lengua Cañari

Los Cañaris tenían como lengua el cañari, la cual como lengua hablada hoy en día está muerta.
Durante la conquista inca, los Cañaris aprendieron la lengua quechua (kichwa); mas, como sucede siempre, la lengua del pueblo conquistador se enriqueció con muchas voces tomadas de la lengua del pueblo vencido, así pues los nombres de ciertos objetos o lugares tales como ríos, los montes, etc. hoy mantienen un nombre que en quechua/kichwa carecen de significado. Dentro de este aspecto encontramos nombres en gran cantidad de ríos, montes y poblaciones que no tienen significado alguno en lengua quechua/kichwa.
Durante la colonia española se sabe que se mandó a hacer un catecismo en lengua cañari, dada la necesidad de evangelizar a esta población. Sin embargo ninguna copia de dicho documento ha llegado a nuestros días. Con el paso del tiempo la evangelización en el idioma de cada uno de los pueblos resultó muy difícil, por lo que se decretó que los naturales aprendiesen el quechua (o kichwa), cayendo en desuso el cañari. La falta de documentación hace que se conozca muy poco acerca de esta lengua.

Accento

El accento cuencano, se teoria que es la reliquia del idioma original canari. Su distribucion se mantiene en la huella de los asentamientos cañaris, siendo mas prevelante en las poblaciones rurales donde la pronunciacion es mas fuerte. El contraste de pensar que el accento viene del dialecto Quechua es que su extension no pasa de las provincias del Cañar y Azuay, mientras el kichwa esta presente fuera de estas. El accento cuencano tambien tiene su presencia en el noroeste de Argentina, y se teoria que podria tener su origen de los mitimaes traidos por los incas en las guerras de expansion. Tambien se escucha el 'cantadito' en lugares de Bolivia.

Posible escritura Cañari

En los sepulcros de Chordeleg se encontraron ciertos cetros de madera labrados y cubiertos de una especie de jeroglíficos curiosos; estos cetros estaban cubiertos con placas de oro o plata dependiendo del caso, en estos se veían reproducidos en relieve todas las figuras grabadas en la chonta, madera de que eran todos los bastones. No se encontraron en todos los sepulcros, sino solamente en aquellos en los que había mayores riquezas; la disposición con que estaban colocados estos bastones en los sepulcros es también muy digna de notarse, porque no se hallaban dispersos ni colocados al acaso, sino con cierto arte y método específico, distribuidos en grupos o hacecillos, y cada grupo ligado por una cinta de oro, y un grupo separado de otro. Como no se han encontrado hasta ahora, en ningún sepulcro cañari (de los descubiertos que se conoce) quipos, se cree que tal vez, aquellos bastones serían una manera que tenían los Cañaris para conservar la memoria de sus hazañas o de sus hechos de armas y otras tradiciones estimadas entre ellos.
Esta teoría se puede ver respaldada por lo referido por Cabello Balboa en uno de sus libros: "Cuando Huayna Cápac se sintió próximo a la muerte, hizo su testamento, según costumbre. Se escogió un bastón largo, o especie de cayado, en el cual se trazaron rayas de diversos colores, por cuyo medio debía tenerse conocimiento de su última voluntad, y, hecho esto, se lo confió a la custodia de un quipocamayoc". El hecho de que el Inca estando en territorio cañari, pidiese un cetro y no un quipu para hacer su "testamento" nos puede dar indicio de que éste era un tipo de escritura cañari, el cual pudo ser muy bien conocido por Huayna Cápac ya que este vivió en Tomebamba durante 38 años.
Según González Suárez: "No es posible dudar que éstos conocieron la escritura o el uso de los jeroglíficos, pues, además de algunos objetos que se encuentran con figuras y caracteres simbólicos, uno de los sepulcros descubiertos en Chordeleg tenía en las paredes rasgos y signos que manifestaban que allí había, no un mero capricho, sino una verdadera expresión del pensamiento. Hasta la forma de ese sepulcro tenía mucho de particular, pues era una grande bóveda o salón cavado en la peña; al frente de la entrada estaba, en una como silla sin espaldar, sentado el esqueleto de un indígena, coronado con una diadema de oro, y las paredes, de ambos lados del cadáver, con signos y figuras."
Sin embargo hasta hoy en día por falta de estudios, esta teoría no ha podido ser analizada.

Posible calendario Cañari

Según arqueólogos y expertos, los Cañaris pudieron haber desarrollado una especie de calendario agrícola. Estas afirmaciones se hacen en base a las piedras talladas con agujeros (de origen cañari) que existen en Ingapirca. 


Según los entendidos en el tema, los Cañaris llenarían de agua los agujeros de las piedras y hacían observaciones nocturnas, así cuando cierto objeto celeste como la Luna, Venus o alguna otra estrella aparecían reflejados en cierto agujero determinaba alguna época del año, ya sea el inicio de las épocas de cosechas o el inicio de alguna fiesta. Según las crónicas sabemos que los Cañaris, pasado un determinado tiempo, hacían sus fiestas, rituales, ceremonias, adoraciones, sacrificios (de animales) y peregrinaciones, entonces es muy de suponer que medían el tiempo de alguna forma.

Apariencia y Vestimenta

El cronista español Pedro Cieza de León nos los describe de esta manera: "Los Cañaris son de buen cuerpo y de buenos rostros. Traen los cabellos muy largos, y con ellos dada una vuelta la cabeza, de tal manera que con ella y con una corona que se ponen redonda de palo, tan delgado como aro de cedazo, se ve claramente ser Cañaris, porque para ser conocidos traen esa señal. Sus mujeres por el consiguiente se precian de traer los cabellos largos y dar otra vuelta con ellos en la cabeza, de tal manera que son conocidas como sus maridos. Andan vestidos de ropa de lana y de algodón, y en los pies traen ojotas, que son, como tengo ya otra vez dicho, a manera de albarcas."
Inca Garcilaso de la Vega hace de ellos esta descripción: "La gran provincia llamada Cañari, cabeza de otras muchas, poblada de mucha gente, crecida, belicosa y valiente. Criaban por divisa los cabellos largos, recogíanlos todos en lo alto de la corona, donde los revolvían y los dejaban hechos un ñudo. En la cabeza traían por tocado, los más notables y curiosos, un aro de cedazo de tres dedos de alto. Por medio del aro echaban unas trenzas de diversas colores; los plebeyos y más aína los no curiosos y flojos, hacían en lugar del aro de cedazo otro semejante de una calabaza; y por esto a toda la nación cañari llaman los demás indios para afrenta Mati-Uma, que quiere decir cabeza de calabaza".
Se sabe también que durante las fiestas se adornaban con las plumas de la guacamaya, he aquí cómo nos describe el modo de vestirse los Cañaris para las fiestas de sus huacas o ídolos un escritor muy autorizado, el Padre Arriaga, en su libro sobre la Extirpación de la idolatría en el Perú: "En estos actos se ponen los mejores vestidos de cumbi que tienen, y en las cabezas unas como medias lunas de plata que llaman Chacra-inca, y otras que se llaman Huama y una patenas redondas que llaman Tincurpa, y camisetas con chaperías de plata y unas huaracas con botones de plata y plumas de diversos colores de guacamayas, y unos alzacuellos de plumas, que en algunas partes llaman Huacras y en otras Tamta, y todos estos ornamentos los guardan para este efecto".

Formas de entierros

En la manera de sepultarse parece que había alguna diferencia según lo manifiestan las excavaciones hechas en diversos puntos del territorio cañari. En Chordeleg cada sepulcro contenía gran número de cadáveres dispuestos de la manera siguiente. Cada sepulcro estaba dividido en dos departamentos; el uno, que era, sin duda, el principal, consistía en un hoyo circular de bastantes metros de profundidad en el que se enterraban los cadáveres de las mujeres y sirvientes del difunto; el segundo, era una bóveda hecha en el suelo a un lado del hoyo. En esta bóveda se colocan todos los tesoros del difunto, y en medio de ellos su cadáver, él cual unas veces tendido de espaldas, y otras sentado en cuclillas.
En el valle de Yunguilla, antigua población de Cañaribamba, los sepulcros son distintos. Estos son aposentos o celdillas, de forma circular, cavadas en la tierra, con las paredes fabricadas de piedras toscas y un barro muy consistente que hace las veces de mezcla; la profundidad varía, en los más grandes no llega a cuatro metros, y la anchura es en todos de un metro y medio. El cadáver se encuentra siempre en cuclillas, con la cabeza apoyada sobre las rodillas y las manos cruzadas sobre la nuca, y con los cantarillos y otros objetos de barro muy bien acomodados en derredor.
Cerca del pueblo de Azogues, en el sitio denominado Huapán, se descubrió un sepulcro, notable por sus inmensas proporciones; parecía que allí se hubiera sepultado todo un ejército; la forma era casi la misma que en los sepulcros de Chordeleg. Tan grande fue el número de cadáveres que se encontraron en ese sepulcro, y tan crecido el número de hachas de cobre que llenaron treinta quintales. Algunas de esas hachas tenían figuras curiosas, grabadas: unas representaban caras humanas; otras, aves, hojas o animales, siendo la guacamaya el objeto más representado.

Biografia de la Historia Cañari
P. Federico González Suárez. Estudio histórico de los Cañaris

COJITAMBO
 
Magia, belleza y pasado. Cojitambo, topónimo que en la lengua andina significa "Asiento dichoso" se confunde entre lo mágico de los relatos mitológicos, entre lo bello del verdor de sus matorrales y guarumbos y lo inexplicable del pasado.
Nos referimos al imponente cerro de origen volcánico que se yergue majestuoso al occidente de la ciudad de Azogues, en cuyas entrañas guarda celoso misteriosas fábulas y leyendas como el Mashujutucu (Hueco del Murciélago) morada del Taita Urcu, la laguna encantada ubicada en el interior del cerro de la cual vierte su agua por un manantial cristalino, el huerto cuyas manzanas al tocarlas se convierten en oro, el Supay urcu, cerro donde vive el demonio. 




Muchas otras más podemos sumar a esta exquisita e interesante tradición oral, creación de la mente humana que ha dado vitalidad a los objetos inanimados y se mantiene aún en la memoria colectiva de los congéneres transmitido quizá desde el ancestro prehispánico de generación en generación hasta la actualidad. En esta actitud mágica de los pueblos frente a los cerros altos es común en el área andina y quizá en toda América y según Takarev, 1965.50 "..en general las nociones mágicas: aparecen cuando el hombre no está seguro de sus fuerzas y se siente dominado por los elementos de la naturaleza bien cuando atribuye a otro hombre las aptitudes que el no posee".



La belleza que emana expontánea de su entorno natural, hace que Cojitambo sea el escenario para la inspiración y el romance; exótico lugar que se viste de apasibles mojones vigías de la altura, de fragantes congonas, de esmaltadas rocas dibujada de siluetas por el sol del occidente, acariciado con el aroma de los maizales de junio y el rojo de los tejados.
 

Las evidencias culturales registradas en Cojitambo permiten también vincularle con el pasado; durante las propecciones realizadas in situ en compañía de investigadores, periodistas y amantes del pasado se registró una serie de vestigios arqueológicos cuya concentración se aprecia hacia el occidente; las evidencias comprendían abundante cerámica localizada superficialmente y en niveles inferiores, mostrando pisos ocupacionales; se trata de una variada producción alfarera que luego del estudio tipológico se determinará la tradición cultural respectiva y su cronología, muros y terrazas hechas con piedras adosadas, en los declives demuestran una tecnología agrícola, además montículos de piedra amontonados intencionalmente con fines mágicos (práctica común en los Cañaris como culto a las huacas), las plataformas de la cima con evidente trabajo humano nos hace presumir que se trata de un centro ceremonial de culto astral en el que se realizaban ritos mágicos propiciatorios,

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